Pere Báscones (2014)
Los términos big data hace tiempo que están dando mucho que hablar; hacen referencia a la acumulación masiva de datos (personales y de entes o instituciones) y por extensión a las posibilidades de analizarlos de alguna manera para extraer nueva información, tendencias sociales, información clave, etc. Según algunos autores, cada día se generan alrededor de 2,5 trillones de bits. Solo en 2009 se produjeron tantos datos como en toda la historia de la humanidad hasta ese momento. Olga Subirós y José Luis de Vicente (co-comisarios de la exposición “Big Bang Data”) hablan de la imparable “datificación del mundo” como una nueva revolución mundial que lo transforma todo en datos. Y es que cada vez hay más sensores generadores de estos datos, de hecho, sin ir más lejos, los smartphones que llevamos en el bolsillo son aparatos que incorporan diferentes sensores y que registran múltiples datos, entre ellas el rastro georreferenciado de nuestros movimientos diarios.
Se puede decir que los data centers, edificios con salas y salas de servidores, son la parte real y física de la metáfora ilusoria de la nube de la que todo el mundo también habla. Data centers que procesan y almacenan cada día millones de palabras, documentos, imágenes, e-mails, etc. En definitiva, rastros de nuestras vidas y de nuestras actividades tanto profesionales como privadas.
Y es alrededor de estos data centers y del concepto de big data donde están emergiendo innumerables productos y servicios de marketing digital que apuestan desde la innovación tecnológica por aportar usos de esta información con distintas finalidades. Los grandes de internet, como Google o Microsoft, no dejan de lanzar prototipos que son testeados en la red a menudo sin saberlo, además de las innumerables aplicaciones que ya están a nuestro alcance y que se convierten en gadgets-sensores de cuanto hacemos.
En la literatura escrita el término apareció en el ensayo de Viktor Schönberger “Big data: La revolución de los datos masivos”, y este hizo darnos cuenta de la envergadura del tema. De hecho, Lawrence Lessing (Creative Commons) ha dicho de este texto que formará parte del grupo de libros de la actual década que nos cambiará la manera de verlo todo.
Pero lo cierto es que se habla mucho de big data y se explica poco, y quizá el libro de Viktor es una buena introducción que nos puede ayudar a situarnos y a hacernos una idea de la magnitud del tema y de cómo nos está influenciando. Su libro presenta ya la recopilación de datos por parte de grandes gigantes de internet como una práctica que está teniendo una incidencia evidente en nuestras vidas actualmente. Esto se relaciona con el modo como Google genera textos predictivos, con como afina las búsquedas a partir de algoritmos y sobre su gran base de datos, cómo interrelaciona gustos de consumidores, cómo mejora día a día el mundo de las traducciones sumando inteligencia artificial con datos masivos, y cómo se avanza a pasos agigantados en la denominada web semántica, por poner solo algunos ejemplos. Esta gestión de los datos a nivel mundial supone un elevado esfuerzo por el almacenamiento y la gestión, pero quizá lo más preocupante de todo es caer en la visión tecno-optimista y confiar ciegamente en la tecnología como motor de futuro sin aplicar un cierto grado de precaución ante el número creciente de sensores que escanean nuestras vidas y ponen en peligro nuestra privacidad.
Sin duda, el uso de bases de datos con datos masivos está siendo ya un adelanto en muchas áreas, como la meteorología, el estudio genómico, el estudio de procesos complejos a nivel ambiental o biológico, etc. Y todo esto, no lo olviden, es posible gracias a las innovaciones tecnológicas que están haciendo posible su filtrado, almacenamiento, proceso y visualización.
Sin embargo, la principal duda es si su uso con finalidades comerciales y empresariales tiene un componente preocupante cuando se trata de datos personales. La acumulación de datos en las redes sociales y su difícil control está suscitando ya polémicas como la de la ley del derecho al olvido, pero lo más preocupante es cómo las bases de datos de información privada, pese a las restricciones de leyes como la de la protección de datos en nuestros país y en otros a nivel internacional, no impiden el control por parte de agencias y grupos de poder de infinidad de datos de tipo privado. La frontera que separa el data mining empresarial para un uso interno y legítimo es muy estrecha y muchas bases de datos acaban teniendo un uso comercial con su posterior comercialización. Cada vez más, nosotros –las personas y nuestros perfiles– somos el verdadero y codiciado producto, nuestro perfil en las diferentes redes sociales es de hecho el producto de cambio, dado que los gustos, costumbres, hábitos e intereses sumados generan una información valiosísima para las grandes corporaciones, por un lado, y para el control social de los estados, por el otro. Esta mercantilización de los datos privados es la principal preocupación ante el big data.
Les 4 V del Big Data. Font: http://www-01.ibm.com/software/data/bigdata/ [Consulta: desembre de 2014]
Inventos como el Vessyl (https://www.myvessyl.com), un vaso inteligente que permite mediante un sensor saber cuál es el contenido y registrar todo lo referente a los líquidos que bebe el propietario, es un ejemplo de la tecnificación y del extremo al que estamos llegando. El simple hecho de beber, si es controlado, permite saber todo lo que ingerimos y por lo tanto controlar desde las calorías hasta el estado de hidratación, la cantidad de cafeína, azúcar o capacidad de incidir en la calidad del sueño… Porque no solo es un vaso, de hecho es un gadget que se conecta a nuestro móvil para proporcionar toda esta información, del móvil al mundo hay un pequeño paso… Redes sociales, aplicaciones, etc.
La exposición Big Bang Data en el CCCB generó diferentes actividades y materiales sobre el concepto. Destacamos el material editado a modo de manual Anonimízate, un manual de autodefensa electrónica que trata sobre el mundo oculto de la sociedad de la información y de cómo nuestros datos y nuestras vidas están bajo continua vigilancia. Quizá no debemos caer en la paranoia que ha alimentado ya numerosos films sobre el tema, pero el manual nos ofrece un interesante recorrido por las escenas cotidianas de nuestras vidas en la ciudad bajo vigilancia y nos aporta una serie de herramientas para la autodefensa en la protección de datos y de nuestra intimidad. También relaciona a algunos de los principales autores o protagonistas en la materia, como James Bridle (artista), Jacob Applebaum (hacker y periodista) o Edward Snowden (analista de inteligencia que se convirtió en informante internacional), que han destacado por su papel como activistas.
Fotografía de la exposición Big Bang Data en el CCCB. Autor: Kippelboy
Además de este manual se puede consultar la selección de artículos reunidos con motivo de la exposición en http://bigbangdata.cccb.org/sec-articles/.
Es interesante reconocer que la aproximación al tema del big data (y que es la que formula la exposición Big Bang Data) va más allá de la tecnología y el análisis de su impacto económico o social, tiene que ver con una visión mucho más amplia y compleja de esta revolución que también está relacionada con su impacto en la cultura, las relaciones sociales, el activismo y el arte. Artistas como Aaron Koblin hace tiempo que utilizan los datos de fuentes como las de Google para generar visualizaciones que además de poner nuestra mirada en actividades humanas es capaz de generar visualizaciones desde la complejidad de los datos. La propia exposición plantea la incertidumbre sobre el futuro en este tema, la variedad de materiales y fuentes, así como de disciplinas desde las que se aproxima al tema, y no evita reconocer que los cambios legislativos, sociales y políticos en este tema están todavía muy en el aire (por no decir en la nube) y que todavía no sabemos cómo podremos preservar la transparencia de mucha de esta información.
La exposición contó también con un espacio vivo denominado Estación Beta, dirigido por ZZZINC y que ha dejado un interesante compendio de proyectos y experiencias alrededor del tema.
Por otro lado, desde una vertiente crítica, el libro de Eugeny Morozov To Save everything, click propone un discurso lleno de interrogantes sobre las tecnologías inteligentes y el big data. La gran pregunta que hay detrás de todo este tema es si debemos caer en la fe de este “solucionismo” que ofrece la tecnología en cuanto a la resolución de grandes problemas que requieren intervenciones sofisticadas a gran escala a niveles político, cultural o cotidiano. ¿Podemos confiar en que estas tecnologías y la información masiva podrán sustituir decisiones que afectan a nuestra sociedad y que también tienen implicaciones de orden cívico, moral o ético? ¿Hasta qué punto podemos delegar determinado tipo de decisiones en el análisis de los datos? ¿O debemos seguir apostando por una implicación de la sociedad que pese a sus imperfecciones continúe confiando en la democracia y la participación? ¿Estamos dispuestos a dejar que el nuevo orden mundial esté regido por los datos?
Referencias:
- Eugeny Morozov: To Save everything, click.
- Exposición Big Bang Data:http://bigbangdata.cccb.org
- Artículos de Big Bang Data:http://bigbangdata.cccb.org/sec-articles/
- Anonimízate, un manual de autodefensa electrónica: http://www.eticasconsulting.com/anonymiseyourself-electronic-self-defence-handbook/
- Estación Beta:http://bigbangdata.cccb.org/sec-estacio-beta
- Derecho al olvido:http://es.wikipedia.org/wiki/Derecho_al_olvido
- Viktor Schönberger: Big Data: La revolución de los datos masivos.CCCB.org.
- My Vessyl:https://www.myvessyl.com