Innovación abierta

Pere Báscones (2014)

La creatividad como valor que puede aportar ideas de negocio es un tema íntimamente relacionado con la innovación. El cambio quizá más interesante que ha experimentado la concepción de innovación ha sido el paso de la innovación cerrada (hecha en laboratorios empresariales, es decir, aquella que se ha protegido respecto a la competencia) a la innovación abierta (open innovation). Esta última se está haciendo posible también gracias a multitud de nuevas prácticas y herramientas online que si no la están provocando como mínimo la están facilitando.

En este sentido y en relación con este tema, se referenciarán brevemente en este artículo dos perspectivas de pensamiento relacionadas con esta línea de acción que puede dar mucho que pensar y que puede ser positiva como fuente de inspiración para emprendedores.

1. La idea del re-thinker o repensador de Nigel Barlow. Un concepto que desarrolla en su libro Re-think, a partir de 20 ideas, y que a pesar de tener ya algunos años todavía está vigente. Su papel es ayudar a pensar diferente, a aportar ideas para revisar prácticas, negocios y sistemas, actuando como agente provocador (podéis visitar su web para ver algunos ejemplos: http://www.nigelbarlow.com). Su libro Re-think es interesante en la medida en que no supone un discurso desde la tecnofilia visionaria y sus posibilidades, sino más bien lo contrario. En el libro se plantea cómo los avances sociales y lo que la conciencia humana puede generar nos pueden ayudar a reinventar aspectos y objetos cotidianos. En este sentido, es importante no confundir nuestro mapa mental (personal y subjetivo) con la propia realidad, que si somos capaces de observar con nuevos ojos nos invita día a día a ser revisada y redescubierta.

Esto, en resumen, significa que hay que estimular la curiosidad siempre para no aceptar nada tal como es y tener la inquietud de poderlo mejorar todo. También es necesario, según Barlow, tener muy cuenta el papel de la intuición (lo que él denomina “pensar sin pensar”), disponer de espacio mental para crear desde los momentos de no hacer nada (incubar las ideas), potenciar la meditación y no perder tampoco el sentido del juego.

2. La idea del evangelizador. Otro punto de reflexión nos lo da Guy Kawasaki, el primer chief evangelist de Apple y ahora de Canva / Canva (en español). Ha escrito libros como El arte de cultivar: guía para sobresalir, influir y triunfar.

En una entrevista en “La contra” de La Vanguardia manifestaba que “ser el primero está sobrevalorado”. Su papel es el de predicar una innovación hasta conseguir la suficiente masa crítica de usuarios que la hacen rentable, a pesar de ser un cambio respecto a lo establecido. En la entrevista defiende que la historia de la tecnología demuestra que no siempre el primero se lleva el triunfo y que a menudo ha habido inventos que a pesar de llegar después han conseguido imponerse, bien por un tema de precio bien de aprovechamiento de otros recursos respecto al que llegó primero.

Sin embargo, quizá lo más interesante de su discurso es que lo que él considera más importante de cualquier invento: cómo puede ayudar este a la gente en el empoderamiento o enpowerment. En el caso de Apple, considera clave que esta consiguió empoderar a la gente con inventos como el Macintosh, el iPod o el iPhone. Todos ellos ejemplos de cómo determinados inventos surgieron del hecho de repensar lo que ya estaba inventado para abrir un nuevo camino desde el que han evolucionado otros muchos. Hay que decir también que no todo han sido éxitos, e incluso Apple ha inventado dispositivos que no tuvieron éxito (como fue la consola de videojuegos Pippin, la red social Ping o la PDA Apple Newton).

Y aún más llamativo tal vez de su argumentación es el hecho de demostrar que de alguna manera los inventos pueden tener éxito por encima de la lógica, y que a menudo son aspectos no relacionados con la propia tecnología los que acaba haciendo que comercialmente un aparato se imponga. En la historia de los videocasetes domésticos el VHS se impuso al Betamax y al sistema de Video 2000, a pesar de ser técnicamente el peor de los tres.

Otro ejemplo más cercano se encuentra de nuevo en Apple. De hecho, todos los usuarios saben que los ordenadores de Apple no suelen ser ni los más potentes tecnológicamente ni los más baratos, y que su éxito comercial radica en la existencia de una comunidad de usuarios (fans en realidad) que valoran también otros aspectos. Estos se relacionan tanto con las percepciones, sensaciones y concepciones personales, como con los valores estéticos, comunicativos, simbólicos o de simplicidad, y quizá en especial con aquellos relacionados con la capacidad de transmitir seguridad, fiabilidad y facilidad de uso.

La pregunta ahora es: ¿cómo se planifica todo esto? Si gran parte de todos estos elementos estaban hasta hace bien poco más asociados a la marca que al producto, ahora todo cambia si hablamos de pequeñas innovaciones y modestos inventos. Kawasaki declara que hoy en día ya nadie planea nada, ni él ni las empresas tecnológicas, porque sale más barato probar en tiempo real cualquier producto. Si funciona se acelera el proceso para obtener una versión definitiva y muy distribuida; si no, se corrige o se deja.

Estamos, por lo tanto, en la época de las versiones beta casi permanentes. Tal y como él dice, ya no hay que realizar estudios de mercado, es más barato experimentar con la realidad que con simulaciones. Ahora no vale la pena testear y esperar antes de tener el producto final, es más barato experimentar con la propia realidad, por eso muchas veces el producto es el prototipo y en función de los usuarios se puede mejorar o desestimar si no acaba de funcionar. Respecto a los negocios relacionados con el mercado digital (apps por ejemplo), él defiende la necesidad de crear primero una comunidad de usuarios antes de buscar su monetización (una estrategia bastante conocida últimamente y que ha dado pie a las versiones gratuitas y a las premium de muchas apps).

Una de las frases más interesantes es la respuesta a la pregunta: “¿Y si un usuario no quiere tu producto?”. La respuesta fue:

“Lanzas otro. El error es tratar de invertir en tratar de averiguar qué quiere el consumidor para darle lo que quiere, porque en realidad no lo sabe. Has de decírselo tú. Si hubieran hecho un estudio de mercado para un nuevo móvil hoy no existiría el iPhone sino un móvil como los de antes pero con más batería. ¿Alguien podía saber hace diez años que necesitaría un smartphone para vivir?”.

Kawasaki, por lo tanto, declara que en realidad la innovación exitosa lo es si además del producto se encuentra la manera de convencer al usuario de que la nueva propuesta es interesante. Y de Kawasaki podemos destacar también esta propuesta de experimentación continua con la realidad que deja de lado lo que parece que siempre se predica en cualquier vía de negocio: la planificación y la lógica del mercado. Quizá hay que asumir que mientras que una parte de las grandes empresas experimentan según el modelo tradicional, basado en los datos y aprovechando hoy lo que sistemas como big data pueden ofrecer, otros lo hacen tal y como propone Kawasaki, a partir de un proceso de prueba y error sobre la propia realidad. Para seguir profundizando en las teorías de Kawasaki, destaca el post “10 consejos de Guy Kawasaki sobre el arte de innovar en los negocios tecnológicos”.

Pero en todo caso parece claro que la innovación abierta (open innovation) ha dado lugar a nuevos escenarios en los que la creatividad es un ingrediente abierto, y de hecho podríamos hablar también de una nueva cultura de innovación abierta. La evolución de ideas y productos es en muchos inventos fruto de la visión de un impulsor de la idea, de la confianza de los inversores, pese a su posible falta de lógica, y de las aportaciones de una comunidad que permite su rentabilidad y su mejora constante. En este sentido, la comunidad de usuarios apuesta y puede ser clave en función de sus expectativas del futuro de un producto.

La figura que re-piensa y apuesta por nuevas soluciones, ahora más que nunca, debe superar la lógica y la propia tecnología (en cuanto a posibilidades) para trascenderla. A pesar de que también es cierto que a veces la propia tecnología nos da mucho más de lo que somos capaces de aprovechar o utilizar… ¿O es que todos podemos decir que sacamos el máximo provecho posible a nuestros smartphones, ya sea para nuestras vidas personal o profesional?

 

Referencias

Publicado por Pere Báscones

Pere Báscones està llicenciat en Belles Arts per la Universitat de Barcelona (UB) i en Comunicació Audiovisual per la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), postgraduat en Disseny i usabilitat per a Internet per l'Escola Elisava de Barcelona. Des de l'any 2000, combina la seva dedicació professional entre la docència, el món de la cultura, la fotografia i el disseny multimèdia (estudi Espai Nòmada). Treballa com consultor en el grau Multimèdia.
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Pere Báscones está licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona (UB) y en Comunicación Audiovisual por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), posgraduado en Diseño y usabilidad para Internet por la Escuela Elisava de Barcelona. Desde el año 2000, combina su dedicación profesional entre la docencia, el mundo de la cultura, la fotografía y el diseño multimedia (estudio Espai Nòmada). Trabaja como consultor en el grado Multimedia.