El fotógrafo, siempre atento a la luz

Cine, fotografía y viajes

Más allá del binomio de fotografía y viajes que es uno de los ejes de estas entradas sobre Fotografía de viajes, hay otra línea argumental que servirá también de columna vertebral. Se trata del cine.

El cine es una ventana abierta a múltiples realidades; a mundos quizás imaginativos, quizás lejanos, quizás de otras culturas. Con frecuencia un film es un estímulo que lleva a desear viajar para conocer en vivo lo que ha sido una realidad para el espectador durante el tiempo del film. Tampoco es infrecuente que el espectador se interese por una película filmada en un lugar en el que él ha estado. El cine y los viajes comparten puntos de interés. Pero también el cine se ha ocupado o ha reflejado en innombrables ocasiones la fotografía en sus obras. Rememorar aquí algunas secuencias será un medio para introducir temas más o menos vitales para el fotógrafo que viaja.

Clint Eastwood y Los puentes de Madison  

La primera secuencia memorable ocurre en un momento inicial del film Los puentes de Madison. Cuando los dos protagonistas se empiezan a conocer y Meryl Streep comenta su procedencia de un pueblo de la costa italiana. Clint Eastwood le explica que una vez viajaba por la zona en tren y que decidió quedarse algunos días porque le encantó la luz de la zona. La cara de la actriz es de antología cuando pregunta si realmente había bajado del tren por la luz. Y es que el fotógrafo es normalmente un incomprendido, ya que muchas veces más que los objetos es la luz lo que atrae su atención.

Clint Eastwood interpretando el papel de un fotógrafo de la National Geographic en Los puentes de Madison.
El film debe presentar importantes apariencias de verosimilitud, porque unos meses después de su estreno la revista publicó un artículo en el que se desmentía que el protagonista hubiera existido en la realidad como profesional de la publicación. Pero más allá de la anécdota, hay algunas secuencias que inducen a comentarios

La importancia de la luz

Durante el viaje las condiciones de la luz varían notablemente y no siempre es posible esperar el momento adecuado. Una misma escena puede resultar excelente al amanecer, cuando la luz rasante destaca formas, texturas y volúmenes, y resultó intrascendente cuando está iluminada por la luz plana y intensa del mediodía.

Los viajes organizados y en grupo, especialmente cuando el volumen del grupo implica un horario estricto, no son los mejores aliados del fotógrafo en busca de la iluminación ideal para un motivo. En este sentido, poder viajar de manera personalizada o individual resulta ideal, a veces tan ideal que es imposible.


Dos imágenes de dunas en el desierto
La foto de la izquierda corresponde a un día nublado en el desierto del Tamataclan. Prácticamente no hay sombras y el contraste es mínimo. La imagen resulta aplanada. La foto de la derecha corresponde a las dunas de Merzouga, en Marruecos, con el sol ya alto en el horizonte. Las mejores horas para fotografiar las dunas en el desierto son las primeras o las últimas del día, cuando el sol rasante crea volúmenes y texturas.
Merzouga
Estas otras dos imágenes corresponden a Merzouga. Son un detalle de las dunas a primera hora de la mañana y las huellas de un insecto sobre la arena.

Hablando de la luz, vale la pena comentar una de las grandes aportaciones de lo digital a la fotografía. Aunque parezca un detalle banal, el simple hecho de poder visionar de inmediato la imagen que se ha fotografiado permite comprobar si se ha conseguido captar o no aquello que se pretendía de la imagen. Ésta es una posibilidad de la que el fotógrafo que trabaja con negativos o diapositivas carece y ello implica un saber hacer con suficiente conocimiento de causa si se pretende continuar el viaje con la certeza de haber captado aquello que se quería.

Ragusa, Sicilia
Una imagen en blanco y negro de Ragusa, en Sicilia. El guía comentaba la visita a la ciudad mientras la luz variaba rápidamente. La fotografía se tomó durante la parada. Poder visualizar cómo queda la fotografía en el momento de captar la nos asegura que después la podremos editar sin problemas. Posteriormente se convirtió la fotografía en blanco y negro a partir del archivo RAW digital.

La comprobación que se permite en los dispositivos digitales puede resultar en ocasiones engañosa. La pantalla electrónica de la cámara puede no mostrar de forma fiable la calidad de la captura. Un hecho que ocurre prácticamente siempre que se trabaja a pleno sol.

Pero aparte de la pantalla existe en las cámaras una herramienta cuya utilidad supera las condiciones de visionado adversas si se sabe interpretar correctamente. Se trata del histograma. Una gráfica que se superpone a la imagen captada que muestra en forma de gráfica las concentraciones de píxeles desde las zonas de las sombras hasta las altas luces. Incluso a pleno sol esta gráfica es suficientemente visible y puede ser de gran utilidad para el fotógrafo para comprobar que ha llevado a cabo una exposición correcta.

Campo en Sicilia
Las dos imágenes son muy parecidas, pero la segunda tiene una exposición ligeramente menor. Obsérvese que las curvas del histograma son similares, pero la segunda se encuentra más centrada mientras que la primera está desplazada hacia la derecha del histograma, la zona correspondiente las altas luces. En el sistema digital es conveniente exponer para las luces, calcular la exposición de manera que la curva del histograma termine tan cerca como sea posible del ángulo derecho sin llegar a rebasarlo.

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