Otra escena de Los Puentes de Madison conduce a una reflexión importante en torno de la fotografía. Clint Eastwood lleva a cabo su labor fotográfica como reportero del National Geographic durante todo el film. Pero en una escena muestra fotos propias a Meryl Streep, no las que presenta a la revista sino otras captadas en un estilo personal durante un viaje. Ella le dice que por qué no las presenta a la revista, o por qué no las expone como obra personal. Él le comenta que la revista quiere los trabajos con un estilo determinado y que el suyo personal no cree que interese a nadie. En el fondo las fotos en cuestión no se ven en ningún momento, pero lo importante a destacar es la consciencia de adoptar varias formas de trabajo diferentes. En algunas ocasiones, como puede ser un encargo profesional, se busca un estilo determinado, el cumplimiento de unas convenciones o quizás la búsqueda de una estética innovadora. En otras ocasiones se captan las imágenes en un estilo propio que, probablemente, no tenga demanda comercial. Pero lo importante es la voluntad de ir desarrollando un estilo propio, una forma de ver el mundo personal. Llegar a lograr que, sin conocer al autor de una fotografía, se reconozca quién la ha realizado por un estilo determinado no es fácil. Tampoco es un objetivo primordial, ya que en el fondo no hay muchas personas con una gran capacidad de innovar o de crear un estilo propio y novedoso. Lo más probable es que quien tiene capacidad de observar, quien tiene la mente y la sensibilidad para observar y analizar, sea capaz de aplicar a una situación particular ideas que ha visto. Llevar a cabo una síntesis propia, una mezcla particular, que probablemente se inspire en fotografías que se han visto de otros autores y que se concrete en una visión particular, es un objetivo asumible y factible para todo aquél que se desee avanzar en la fotografía.
El viaje brinda oportunidades importantes para practicar y experimentar formas personales de ver la fotografía. También observar las imágenes que sobre unos mismos destinos turísticos han captado otros fotógrafos da pie a descubrir nuevos encuadres, composiciones originales, tratamientos personales de un mismo tema. Las revistas de viajes o de fotografía, los libros, la misma web, son fuentes de observación y análisis a las que el fotógrafo tiene acceso fácil. Que después él intente repetir ideas o que busque las suyas propias es una cuestión de dedicación. Con el tiempo, el aficionado irá desarrollando un estilo más y más personal si dedica a la labor el entusiasmo necesario. Pasar de captar todas las fotos desde posiciones habituales a hacerlo desde otras distintas y originales genera enfoques que llaman la atención. Jugar con las ópticas posibilita tratar temas con perspectivas poco clásicas. Ver, analizar, experimentar, probar deberían ser objetivos tan importantes para la forma de pensar del fotógrafo como lo son los objetivos físicos para la cámara.
Veámos algunos ejemplos.
Tres imágenes a partir de un tractor en el delta del Ebro
La primera imagen es una vista descriptiva. Las otras dos, descontextualizadas, se convierten imágenes abstractas. Corresponden a detalles de la rueda delantera del tractor. La herrumbre genera los tonos rojizos.
Dos imágenes poco convencionales de la Torre Eiffel
La imagen de la izquierda se editó a partir de un mosaico de imágenes captadas con una cámara digital compacta. La de la derecha se tomó con un teleobjetivo con la finalidad de captar la luna cercana a la cúspide de la torre. El monumento es típico y conocido universalmente. La visión que puede dar el fotógrafo no tiene por qué ajustarse a lo ya conocido.
Dos fotografías con los números como protagonistas
Pueden no tener nada que ver o pueden formar parte de una colección particular sobre los números y sus usos urbanos. El 2.077 es de un tranvía de Praga y el 81 de una calle siciliana.
Dos imágenes de las calles de Praga
Aquí el protagonismo pasa a las sombras. Las dos imágenes se captaron en las calles de Praga.