Miradas fue la primera exposición que creamos a partir del trabajo en un grupo virtual, más allá de la dinámica habitual de las asignaturas. Pensé que sería interesante desarrollar un proyecto que acabara con una exposición para participar en el Visa Off de Perpiñán. (1) Publiqué un mensaje en las aulas de Fotografía, Composición y Animación, y se divulgó también la iniciativa a través de varios foros. De unos treinta interesados inicialmente acabamos participando finalmente en el proyecto más o menos la mitad. Para el desarrollo del proyecto aprovechamos la dinámica de trabajo virtual habitual en las aulas.
Partíamos de unas premisas que podían resultar complicadas. Muchos de los participantes no habían tomado parte nunca en ninguna exposición. Desconocían por lo tanto los pros y contras con los que nos podríamos encontrar. Muy probablemente se evidenciarían niveles distintos. El objetivo era generar una exposición que fuera el resultado de un proyecto colectivo y que tuviera por lo tanto una coherencia global en su conjunto. Era preciso evitar que fuera una simple suma de aportaciones individuales. Personalmente tenía muchas dudas de lo que podríamos conseguir, pero era cuestión de intentarlo.
El primer punto fue decidir un tema. Se llevó a cabo una lluvia de ideas y se acabó decidiendo que se exploraría la mirada. El hecho de mirar como premisa abierta a la interpretación y conceptualización personal de cada uno. La técnica a utilizar también era algo abierto. No era viable plantear unos procedimientos técnicos complejos para todo el grupo por las diferencias que podía haber. Y tenía claro que haríamos una exposición con al menos una fotografía de cada uno de los participantes.
Una vez decidido el tema los participantes fueron aportando sus propuestas en un espacio común que creamos para compartir las fotografías. Finalmente se seleccionaron las que acabaron formando parte de la exposición. Fue un momento caótico porque a pesar de los intentos iniciales de evitarlo, la colección en el fondo era una suma de propuestas individuales. Carecía de cohesión porque a pesar de que todas exploraban la mirada había demasiadas diferencias para lograr una cierta unidad. Habitualmente en una exposición fotográfica esta unidad la da un determinado estilo, una forma de trabajo fotográfico. Aquí nos encontrábamos con una diversidad excesiva.
Pero este punto fue el que generó un cierto punto de divergencia entre esta exposición y una colección fotográfica habitual. Las imágenes dejaron de ser elementos con importancia por ellas mismas para pasar a formar parte de un conjunto comunicativo más amplio. La idea de Miradas se generó en base a integrar las imágenes dentro de de un hilo narrativo. Un texto mínimamente argumental que actuaba como vínculo y que pretendía convertir la visita a la exposición en una mini lectura en la que se imbricaban texto y fotografías. Sin ser conscientes de ello, nos situábamos más dentro de los parámetros de la postfotografia que no de la fotografía tradicional. Veamos algunos puntos en los que baso esta afirmación:
- Priorización de los factores comunicativos por encima de los cánones clásicos de la fotografía.
- Reciclaje de las imágenes. Muchas de las fotografías no se habían realizado expresamente para la exposición. Se habían desempolvado los archivos particulares a la búsqueda de alguna imagen útil. Y las que se habían realizado expresamente acababan dejando de tener valor por ellas mismas y lo adquirían como elementos del conjunto.
- Utilización de dispositivos muy diversos. Algunas fotos se habían captado con cámara rèflex, otras con compactas, otras con móvil, otras provenían de imágenes analógicas escaneadas.
- Utilización de una dinámica virtual. La mayor parte de los miembros no nos conocíamos personalmente. A medida que avanzaba el proyecto fuimos coincidiendo, a menudo en las exposiciones que hicimos posteriormente a la presentación en Perpiñán. Con algunos miembros todavía no nos conocemos ahora personalmente.