Conservación del arte electrònico: que preservar y como preservarlo

Reseña

Hofman, Vanina; Rozo, Consuelo (comp.) (2009). Conservación de arte electrónico: ¿Qué preservar y cómo preservarlo? Buenos Aires: CCEBA – Centro Cultural de España en Buenos Aires. Consultable en línea: <http://blog.udlap.mx/blog/2013/03/comohacerunaresena/>

 

Hace décadas ya que los artistas han ido incorporando a sus obras cada vez más elementos electrónicos y digitales. Ahora bien, es conocido que desde las instituciones ha ido arraigando a lo largo de la historia del arte una cierta conciencia sobre la necesidad de poner esfuerzo y, en algunos casos también, recursos para la conservación de las obras en soportes convencionales (pinturas, esculturas, etc.), pero en el caso del arte electrónico podemos afirmar que, en general, todavía no se ha llegado a equiparar el nivel de compromiso. Los proyectos para la conservación de esta tipología de patrimonio continúan siendo escasos y, en la mayoría de los países, inexistentes. La conservación de este arte abre una serie de preguntas que el presente libro trata de abordar.

La creciente necesidad de exhibir, montar, documentar y conservar de los museos, centros de documentación y el resto de las instituciones culturales, ha ido de la mano del surgimiento de diversos proyectos conjuntos y transversales de investigación que dan como fruto encuentros, seminarios y simposios, propuestas estratégicas, herramientas de conservación y protocolos de documentación. En esta línea Vanina Hofman funda en el 2007, en compañía de Consuelo Rozo, la plataforma Taxonomedia, impulsora de esta obra que reseñamos, que sale como propuesta de manual de presente y futuro para la conservación del arte digital y electrónico, a raíz del seminario titulado del mismo modo que el libro y que tuvo lugar en Buenos Aires el 16 de abril de 2008. Taxonomedia se dedica a la investigación, difusión y gestión de proyectos en el ámbito de la documentación y conservación del Media Art, con especial relación e interés en el contexto latinoamericano.

El libro consta de ocho capítulos y una compilación de enlaces, además de los agradecimientos iniciales y el programa del seminario al final, que a través del desglose de diferentes casuísticas, aparentemente desconectadas entre ellas, nos lleva desde el estado de la cuestión hasta los aspectos técnicos y estratégicos de la conservación del arte digital. Arranca con un repaso conceptual a modo de introducción, de la mano de las impulsoras de la plataforma, y con el decálogo de interrogantes sobre los puntos calientes de la conservación de esta tipología de arte en clave de presente y futuro, a cargo de Gustavo Romano.

En los últimos años, el arte contemporáneo ha vivido una gran transformación y ha experimentado una explosión de museos, con colecciones que incluyen muchas obras realizadas con medios no tradicionales. Los museos apenas empiezan a darse cuenta de que poseen obras que no saben cómo preservar y que se arriesgan a perder muchas experimentaciones primerizas, imprescindibles para trazar la historia del Media Art.

Debido a la función patrimonial que tienen, estas instituciones adquieren la obligación de garantizar la conservación junto con la adquisición o cesión temporal de la obra electrónica. Pero asumir esta responsabilidad no es solo una cuestión de sensibilidad o toma de conciencia, sino la capacidad de responder con garantía de éxito a los retos que plantea.

En este sentido, se señala en el libro el Centro de Documentación de las Artes del Centro Cultural Palacio de la Moneda, de Chile, que ha trabajado en la conservación y exposición de documentos, poniendo énfasis en la escritura crítica y en las fuentes primeras, como son el registro de las representaciones y el arte efímero, las obras que utilizan el vídeo como formato de expresión y documento. La conservación y restauración de obras digitales implica una responsabilidad que está cambiando el rol profesional del conservador-restaurador, que lo lleva hacia una participación más activa y adaptable a las permormances y obras concretas objeto de su trabajo. Se requiere una comunicación directa con el artista para documentar los aspectos materiales o técnicos de la obra, su significado y su interpretación. Este es el camino para poder estudiar y exponer esta parte de nuestro patrimonio, sin perder el mensaje inicial y preservar la originalidad y la autenticidad de la idea.

Experimentar una obra es diferente al hecho de leer o ver imágenes sobre ella. El intento de acercar la documentación a la vivencia, a la experimentación, está en boga y los artistas podrían tomar algunas medidas que les resultarían beneficiosas para facilitar el trabajo de los conservadores y las instituciones. Sobre todo de cara a la documentación de sus piezas y a los límites que encuentran para la implementación de estrategias en este sentido en clave de futuro.

La realidad presente es que hay una falta de conservadores y documentalistas especializados en tecnología digital. En paralelo, la volatilidad de la obra electrónica, la rápida transformación de su contexto informacional y la obsolescencia acelerada de formatos complican el escenario real sobre el que se actúa. Más allá del documento u obra en sí misma, y de la necesaria capacitación y evolución de los roles profesionales a nivel técnico, los museos, las mediatecas y los centros de documentación audiovisual empiezan a necesitar sistemas eficaces para la conservación, restauración, catalogación y clasificación de las obras que tienen un carácter efímero e interactivo o que emplean vídeo, programas informáticos e internet. En el caso del vídeo hay estrategias más establecidas si lo comparamos con otro tipo de prácticas propias del Media Art.

Una clave fundamental para entender la conservación del arte contemporáneo, especialmente el vídeo y el Media Art, es la participación del artista en la toma de decisiones en relación con el futuro de su obra. Y en este sentido, las entrevistas en el momento de la adquisición de la pieza por parte del museo resulta una herramienta fundamental. Las entrevistas permiten recabar la mayor información respecto a la obra y el enfoque de esta por parte del artista, hecho que ayuda a orientar correctamente la conservación de futuro, tomando las decisiones más cercanas al deseo del autor en previsión de obsolescencia de las tecnologías necesarias para la representación de la obra. Las dificultades y las posibilidades de interpretación en este punto son notables. Puede haber a la vez imposibilidad de la migración de datos, incapacidad técnica para la reconstrucción, la emulación o la sustitución del soporte de la información y otros aspectos sujetos a la vida limitada de la obra. Una solución que se ha propuesto muy recientemente y que puede complementar los conocimientos aportados por el libro para facilitar la documentación de las obras apunta hacia el crowdsourcing o la aportación colectiva de datos y documentos. La utilización del crowsourcing actualmente es muy limitada e incipiente y se encuentra muy limitada a determinados proyectos o experiencias, pero es una manera como las instituciones de la memoria pueden dar cuenta de los modelos de construcción de conocimiento en la sociedad actual.

Hay que también reflexionar sobre que la mayoría del Media Art, hoy por hoy, se encuentra en manos de sus creadores y no en colecciones privadas o públicas. Este hecho podría cambiar en el futuro si hubiera interés y consenso para valorar estas obras. Desgraciadamente cuando esta esperada valoración llega, tanto las instituciones como los coleccionistas y los inversores llegan tarde en cuanto a la conservación patrimonial de buena parte de las obras y muchas de ellas ya se han perdido. Pensemos por ejemplo en la desaparición de las obras inmateriales de la primera época de internet. Dado que son obras basadas en medios de rápida caducidad, si no se preservan de alguna manera, aunque sea documentalmente, no habrá manera de recuperarlas con posterioridad. Siguiendo con el ejemplo del Net Art, diremos que son obras difíciles de conservar porque incluyen la interactividad como característica específica y la interacción se basa en la intención el artista, como ya se ha ido apuntando. Para garantizar la conservación del Net Art, así como del resto del arte digital, hay dos posibilidades: la primera consiste en archivar el código fuente o los automatismos presentes en la obra, y conservar a la vez los programas (software) y las máquinas idóneas (hardware) para reproducir la obra, adquiriendo los recambios necesarios para garantizar la supervivencia del sistema; la segunda, consistiría en migrar los datos a otro sistema que garantice la misma respuesta, y en este caso hace falta conocer los objetivos del autor y sus expectativas de interacción. Este hecho y el carácter efímero de las representaciones, muchas veces único, es la piedra angular de todo el arte que requiere experimentación para ser expresado.

Enlaces de interés:

Centro de Documentación de Artes Visuales del Centro Cultural la Moneda

<http://www.ccplm.cl/sitio/category/cedoc-artes-visuales/>

Taxonomedia

<http://taxonomedia.net/taxonomedia/>

 

 

Publicado por Daniel García Giménez

Sóc director de biblioteca pública per la Diputació de Barcelona, consultor docent a UOC de documentació audiovisual i escriptor.

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