Dealers of lightning: Xerox PARC and the dawn of the computer age (Michael A. Hiltzik, 2000, HarpresBusiness, ISBN 978-0887309892) es un libro casi imprescindible sobre la historia de uno de los centros de investigación y desarrollo que más influencia ha tenido sobre la historia de la informática y de la interacción entre personas y ordenadores, si no el que más.
El libro está lleno a rebosar de historia de la informática; en el PARC se inventaron la impresora láser y Ethernet, la programación orientada a objetos nació con Smalltalk en Palo Alto y buena parte de los conceptos de las interfaces informáticas que se usan hoy nacieron en la madre de todas las demos de Douglas Engelbart, en 1968, antes de la creación del PARC, pero antes de materializarse en el Apple Lisa, allá por 1983, maduraron mucho, muchísimo, en Palo Alto, a manos de Alan Kay y compañía (nadie usurpará el merecido lugar de Apple en los libros de historia, pero si Jef Raskin no hubiese convencido a Steve Jobs para ir al PARC y empaparse de lo que allí se estaba inventando, la historia habría sido muy, pero que muy diferente).
La madre de todas las demos, la demostración dada por Douglas Engelbart en diciembre de 1968 en la que se presentaban prácticamente todos los conceptos de interacción basados en la metáfora WIMP (window, mouse, pointer o ventana, ratón, puntero), que se popularizarían a principios de los ochenta y que aún constituyen la base de nuestra interacción con los ordenadores:
Si hay que hablar de historia, es imposible saltarse el Alto, al que es difícil robarle el título de primer ordenador personal. El Star, por su lado, quizá no sea tan mítico, pero es solamente el primer ordenador comercial en incluir una pantalla bitmap (esto es, capaz de presentar gráficos) en la que se mostraban ventanas e iconos que se señalaban con un ratón, lo que materializaba los conceptos inventados por Engelbart por primera vez en un producto comercial. Y tampoco puede olvidarse que el PARC también es el lugar de nacimiento de Bravo, el primer programa WYSIWYG, padre directo de herramientas como Microsoft Word, por ejemplo.
Se trata, además, de una historia repleta de personajes dignos de película, como el ya mencionado Alan Kay, Adele Goldberg (cocreadora de Smalltalk con Kay y el resto del System Concepts Laboratory), Butler Lampson (en su currículum están el Alto, el Star y Bravo), Robert Metcalfe (coinventó Ethernet y después fundó una compañía llamada 3Com, sin la que la historia de las redes informáticas habría sido muy diferente y, con toda probabilidad, mucho más lenta), Charles Simonyi (que tras colaborar de manera decisiva en el nacimiento de Bravo se fue a Microsoft en 1981, donde supervisó y fue pieza clave de la creación de los programas Word y Excel), Alvy Ray Smith (sin él, los gráficos por ordenador no serían lo que son y, entre otras cosas, es cofundador de la compañía de animación por ordenador Pixar), Bob Taylor (fundador del PARC), Chuck Thacker (líder del proyecto Alto) o John Warnock (que, cansado de que sus invenciones no recibiesen la atención que él consideraba conveniente, fundó Adobe y creó PostScript primero y después el formato PDF). Además de ser miembros destacados e imprescindibles del árbol genealógico de casi cualquier cosa digital, las historias personales que narra el libro son verdaderamente apasionantes.
En cualquier caso, quizá la conclusión más importante del libro, el aprendizaje que debe extraerse de su lectura, es que Xerox, la compañía que albergó a todos esos genios y en cuyo seno nacieron todos esos inventos no es nadie hoy en día en el mundo de la informática y, de hecho, nunca lo fue. Es la historia absolutamente cruel de inventarlo casi todo y no ser capaz de comercializar casi nada (“casi” entre comillas: Ethernet y las láser le dieron mucho, muchísimo dinero a Xerox, aunque no creemos que eso deba consolar hoy a quienes pudieron poseer el planeta PC y no lo hicieron). Los constantes choques de trenes entre las fortísimas personalidades de los personajes de la historia fueron un motivo, pero el libro es, sobre todo, la historia de cómo Xerox, una compañía enorme y casi todopoderosa, fue incapaz de reconocer y aprovechar tanta innovación. Por problemas políticos y malas decisiones, sí, pero, no lo olvidemos, también porque cambiar el rumbo de un transatlántico es una tarea que no está al alcance de cualquiera, y menos si el rumbo actual es una auténtica gallina de los huevos de oro, como era el mercado de las fotocopiadoras para Xerox (aún hoy, en Estados Unidos, muchos usan el verbo xerox como sinónimo de fotocopiar).
Leído como libro de historia, Dealers es un texto imprescindible para todos los interesados tanto en la historia de la informática como en todo lo que tenga que ver con innovación en general, y en el campo digital en particular.
Debemos agradecer al profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC José Ramón Rodríguez que una de sus excelentes entradas en el blog iNFoRMáTiCa++ nos descubriese el libro.
La versión original de este contenido se publicó el 29 de marzo de 2012 en http://obm.corcoles.net/20120329/un-libro-a-leer-dealers-of-lightning-xerox-parc-and-the-dawn-of-the-computer-age/.