Consiste en la relación entre las variables que llegan desde los sensores como entrada y las variables que usa la interfaz lógica para actualizar los cambios usados para procesar la salida. Esta relación se basa en reglas matemáticas o lógicas. Por ejemplo, si desplazamos nuestra mano física de izquierda a derecha, la iluminación de un entorno virtual puede aumentar de intensidad proporcionalmente a nuestro movimiento, y si la desplazamos al revés, decrecer. El mapeo, en este caso, consiste en las reglas que establecemos para definir la relación entre la posición en el eje horizontal de la mano, detectada por los sensores, y la variable que controla la intensidad de la luz en el entorno virtual. Si cambiamos la regla, entonces la misma acción física puede tener otra traducción completamente diferente. Es importante remarcar que no existe un «mapeo natural» entre el mundo físico y el entorno virtual; siempre se trata de una convención, que podemos hacer más realista o más abstracta.