La nube, o cloud en inglés, es una de las maneras como se le ha llamado a la propia internet en los últimos años.
Expresiones como “Tengo mis fotos en la nube” o “computación en la nube” (cloud computing) se han vuelto más que habituales en el argot de los usuarios activos de internet, pero vamos a desglosar un poco de dónde viene el término y qué revolución trae consigo.
Haciendo un poco de historia, no queda muy claro cuándo se empezó a utilizar el término, pero muchos lo datan en el 2006, cuando empresas como Google y Amazon empezaron a usar el término de computación en la nube para describir el nuevo paradigma de utilizar la potencia de los servidores de internet en vez de la de los propios ordenadores de la gente. Otros datan el término una década antes, allá por 1996: cuando internet estaba monopolizado por el navegador Netscape, un grupo de ejecutivos empezó a utilizar el término para referirse al inminente negocio que se abría a través de internet. El New York Times escribió su primer artículo de computación en la nube en noviembre del 2007, cuando IBM decidió vender “computación en nube” usando datos en servidores lejanos.
Sea como fuere, la computación en la nube o la propia nube son términos de amplio uso en estos días y han tenido su boom hace unos años. El nuevo paradigma se centraliza en dos aspectos:
La nube como tal. La nube como hemos dicho representa internet, pero antes la información estaba en internet, en un servidor, en un país y bajo la protección de un proveedor de servicios. Esto ya no es así. Tus fotos ahora pueden estar repartidas por todo el mundo: unas cuantas en China otras en Brasil y el resto en Japón. Nadie puede asegurarte dónde están, pero ese es el punto fuerte de esta tecnología: están donde haya sitio para que estén. Para ti el servicio es el mismo, tu harás clic y tus fotos aparecerán, simple pero efectivo. Para Google, Facebook o Twitter, las fotos están donde mejor convenga en cada momento.
Esto que a priori es transparente para el usuario, puede tener ciertos problemas legales, ya que cada país tiene diferentes leyes y por tanto alojar una web o fotos en un país o en otro puede ser tan diferente como cometer delito o no. Si tienes un negocio, date una vuelta por la
agencia española de protección de datos, que ya tiene una guía para clientes de cloud.
La computación en la nube o el cloud computing. Puede entenderse como computación en internet, lo que significa que aprovechemos la inmensa potencia de los servidores para que hagan el trabajo por nosotros y como usuarios no tengamos que “computar” nada. Históricamente esto era muy normal por un tema de costes. Hace veinte años universidades y empresas compraban grandes ordenadores centrales y conectaban los terminales en red, que simplemente eran una pantalla y un teclado. Al entrar en el terminal, lo que tu hacías era abrir una sesión con el ordenador central. Era una manera sencilla de reducir costes.
Hoy en día, los ordenadores personales no son excesivamente caros, pero sí muchas veces los programas. Podemos entender cloud computing como la posibilidad de tener todo en la nube, incluido el software de mi día a día: ya no tengo que tener instalado el Office o el Word en el ordenador para poder escribir un documento (exactamente lo estoy haciendo con Google Docs) o tener tu propio escritorio, con soluciones como EyeOS. Se puede decir que trabajo en la nube cuando sin nube no puedo acceder a mis herramientas de trabajo. Hace pocos años, el trabajo era offline y te conectabas solo para enviar documentos o mensajes (correo electrónico) o consultar algo.
Por supuesto el cloud computing como tal abarca servicios mucho más complejos, como los de Amazon, en donde yo puedo tener un servidor web y una base de datos durante el día y la apago por la noche, de manera que solo pago por las horas de uso. Tranquilo, en otra parte del mundo seguro que hay alguien que utilizará la capacidad de cálculo durante mis horas de sueño. Rentabilidad en estado puro. ¿Para qué quiero un servidor 24 horas si trabajo 8?
Resumiendo, el trabajar o tener tus ficheros en la nube aporta multitud de ventajas, pero crea una fuerte dependencia, así que lo mejor es tener un equilibrio entre servicios locales (ordenador o red privada) y remotos.
Links de referencia:
http://www.google.com/intl/es/drive/
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